TEXTO II
Tienen 30 y viven con los padres
Acotando su círculo de acción a un rincón cada vez más pequeño de la vivienda, los progenitores esperan. Algunos felices por “tener a los niños en casa” (Beatriz M, 55) y otros con la impaciencia de quien esperó la jubilación “para viajar y vivir tranquila” (Mirta G, 65). Lo que persiste en todos los casos es la preocupación por ver que – a la edad en que ellos estaban casados y con hijos – estos adolescentes tardíos no muestran ningún apuro por independizarse.
Lejos de los prejuicios de antaño, estos jóvenes despliegan un suculento repertorio de causas que justifican la demora. “¿Que por qué no vivo solo? ¿Te muestro mi bono de sueldo?”, repreguntó Agustín Pérez (29). “Es por unos años. Con mi novio decidimos no pagar alquiler y meternos en un plan de vivienda”, Mabel Ahumada (31). “Estoy tranquila, no me molestan ni se meten en mis cosas. Además, así puedo ahorrar y pagar mis estudios”, Laura G (32).
Agustín Pérez (29), estudiante universitario
“Vivo con mis padres por cuatro causas puntuales. La primera es que hoy en día no es tan económico vivir solo, como en los ’90. Los alquileres, impuestos, productos del mercado aumentaron muchísimo y no ocurrió lo mismo con la estabilidad laboral y con los haberes. La segunda causa es la comodidad, llámese ropa limpia y planchada, cama hecha, almuerzo, etc.
Además, soy el menor de cinco hermanos y con mis viejos ya grandes, vivir en su casa significa cuidarlos y devolverles de alguna manera todo lo que ellos me han dado. Por último, me llevo muy bien con ellos. Nos complementamos en las tareas diarias y no hay problemas de convivencia. Me acostumbré a sus ñañas y ellos a las mías... y eso es mucho decir.”
(http://weblog.mendoza.edu.ar)
Agustín Pérez se defende por ainda morar na casa paterna.Em português, indique os quatro argumentos que Agustín utiliza na sua defesa.