[1] El Park Güell parece sacado de un cuento de hadas. Es un lugar extraño, peculiar, incluso onírico, pero sin duda bello. Un paseo por el parque despierta incluso a las imaginaciones [4] más adormiladas. Las curiosas formas y las atrevidas combinaciones de colores, mezcladas con la vegetación, crean un mundo diferente al que el visitante se siente
[7] irremediablemente atraído.
En todos los rincones se percibe la pasión de Gaudí por las formas de la naturaleza. El arquitecto quería que la [10] intervención humana en ese bosque se integrase en el paisaje, lo complementase, y sin duda lo consiguió. Caracoles, setas, hojas, flores, troncos o elefantes aparecen constantemente en
[13] los mosaicos, en las formas arquitectónicas.
Al entrar en el parque nos topamos con una curiosa casita que ya nos previene de que accedemos al mundo de los [16] cuentos de hadas. Era la casa de los conserjes y es ahora la encargada de recibir a los visitantes. Desde allí una escalinata da acceso al recinto, y en ella se encuentra uno de los símbolos [19] del Park Güell y también de Barcelona: el famoso dragón policromo, cubierto de pequeños trozos de baldosas de colores. Esta técnica tan característica de la obra de Gaudí y que se
[22] encuentra por todo el parque se conoce como trencadís, y utiliza pedazos irregulares de azulejos y otros materiales como recubrimiento. Los trozos usados provenían de piezas rotas a [25] propósito o de restos de otras construcciones.
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Con respecto a las ideas y estructuras del texto anterior, juzgue lo siguiente ítem.
En el texto, “la encargada” (ℓ.16 e 17) se refiere a “la casa” (ℓ.16).